domingo, 3 de mayo de 2020

Cuando Esto Acabe


La “Muerte Roja” había devastado el país durante largo tiempo.
 Jamás una peste había sido tan fatal y tan espantosa.
Edgar Alan Poe


Cuando marzo apenas se abría paso en el calendario, tuvimos la noticia en Colombia del primer caso de infección: el letal virus que desde fines de diciembre hacía estragos en China y, poco a poco con el paso de las semanas, en Europa y luego en América, había llegado a Colombia. La OMS decretó el estado de pandemia y las autoridades respectivas tomaron las medidas que mejor consideraban para evitar la catástrofe que se evidenciaba en otras latitudes.

Un par de semanas después se decreta el confinamiento obligatorio y con éste, entre gestos de incredulidad por parte de muchos, se evidencia el alto grado de fragilidad en el que el modelo capitalista actual, con énfasis en un financierismo usurero y especulativo, ha sumido a la mayoría de la población mundial. El precario sistema de salud con bajísima cobertura y limitado para atender el número de infectados que sigue creciendo, las altas tasas de desempleo y millones de trabajadores en la mal llamada informalidad con paupérrimas condiciones de ingresos, la baja capacidad de ahorro de muchos colombianos y colombianas, que con el paso de los días han visto que el hambre acecha y que el camino para resolver esta situación es oscuro. De igual manera, cuando se ordenó que permaneciéramos en las casas, vimos que muchos no tenían casa y la fragilidad de muchos en nuestra sociedad además de hacerse evidente, nos obliga a que aprovechemos este momento para detenernos, reflexionar y hacernos preguntas sobre las formas de vida que hemos llevado y los cambios que debemos introducir para transformar este estado de cosas.

La conversación es el campo nutricio para reflexionar, y tomando como horizonte la perspectiva de cuando esto acabe, han emergido preguntas sobre las formas de solidaridad, ¿acaso es dar mercados? ¿Cuáles son las formas en las que consumimos? ¿Por qué hay tantos niños y niñas desnutridas? ¿Acaso la salud es un negocio o un bien de lujo? ¿Es posible seguir tratando a la naturaleza de  la manera como lo venimos haciendo? ¿De qué manera nos movilizamos por la ciudad? Y así, son muchas las preguntas y perspectivas sobre las que es necesario detenernos a pensar colectivamente para construir un mundo distinto, fraterno, solidario y justo para todas las personas.

Por ahora se insinúan tres aprendizajes fundamentales: 1. Tienen más sentido aquellas cosas simples y sencillas como un abrazo o un beso de los seres queridos, que toda la cadena de lujos fatuos que nos propone la farándula. 2. La economía debe organizarse supeditada a la búsqueda de mejores condiciones para todos. 3. El camino para construir otras forma de vida se escribe en plural, debemos hacerlo colectivamente, solos no es posible y solo co-operando con otros podremos lograrlo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario